Visita a FIL
Este fin de semana fuimos a la Feria Internacional del libro (FIL) una de las más importantes y reconocidas mundialmente que celebraba ya su treintava edición. Fué la primera vez que tuve la oportunidad de asistir y la verdad la experiencia fue muy gratificante, aquí les cuento un poco del evento, del área infantil por supuesto y de las cosas que más me gustaron.
Lo primero que me gustaría decirles, es que el costo de la entrada es muy accesible, cuesta solo 15 pesos si eres estudiante o 20 pesos para el público en general. El evento está muy bien organizado y a la entrada te dan un mapa para que puedas ubicar fácilmente las zonas a dónde quieres ir.
Cada año seleccionan un país invitado y esta edición se seleccionó a toda Latino América en general, aunque estuvieron además muchos otros países como Alemania, España, Italia, Francia, Israel, Japon, entre otros, eso hace que la feria sea un evento aún más enriquecedor.
Yo por obvias razones me fuí directo al área de niños y ¡mis expectativas se superaron por completo!
Desde que entre a la sección de FIL infantil, todo estaba ambientado, el acceso principal era una entrada como de cajas de cartón apiladas, y al ingresar, personajes, escenarios y cosas de cartón colgaban del techo.
En las paredes, murales de monstruos, vacas voladoras e imágenes coloridas tapizaban toda la sección, mientras caminaba y recorría los pasillos, visité la mayoría de los stands y me parecieron súper interesantes muchas propuestas de diversas editoriales, la variedad era muy extensa, pude encontrar desde los típicos libros con texto y dibujos, hasta nuevas propuestas de libros en tercera dimensión o propuestas con contenido fascinante.
Además de ver libros muy bonitos para niños de todas las edades, la FIL niños contaba con talleres, que de hecho, fueron de las cosas que más me gustaron de toda la feria.
Había talleres para niños muy pequeños como una ¡fábrica de nubes! u otros para más niños más grandes como él de experimentos de cosas asquerosas por ejemplo.
Otra cosa que me encantó fué el libro de Ana Pez “Mi pequeño hermano invisible” cuyas páginas podían ser vistas de dos formas diferentes, de la manera tradicional y otra, utilizando unos lentes con mica de color rojo, de esta forma las ilustraciones del libro cambiaban con un efecto visual que a mi, sin ser niña ¡me emocionó!
Al final del día, me fui con una sonrisa porque este tipo de eventos nos enriquecen como sociedad y a los niños les ayuda a sentirse creativos además de que los motiva a querer adquirir el hábito de la lectura, así que si aún no tienen planes para este fin de semana, les recomiendo muchísimo ir y si van con niños, llévenlos a los talleres para que exploren y se diviertan.